lunes, 29 de abril de 2013

viernes, 26 de abril de 2013

El Nilo y el desierto


Viernes, 5 de Abril de 2013. El Nilo y el desierto. Dos colosos juntos, dos imponentes señas de identidad que se dan la mano en Sudán justo bajo el ala de nuestro Airbús. En el escenario, nada menos que el mayor desierto del mundo surcado por el mayor río de África. Un espectáculo único que se presenta gratuitamente ante nuestros ojos cuando el crescendo de los motores indica que empezamos a perder altura. Desde el aire, Khartoum se percibe como una ciudad extensa, desparramada, constituida mayoritariamente por viviendas de poca altura, aunque en el centro, en la zona de confluencia del Nilo blanco y el Nilo azul, entre un conjunto de viviendas coloniales, sobresalen unos cuantos edificios modernos. No tiene la ciudad desde las alturas un aspecto espectacular. Al salir del avión se mete sin previo aviso en los pulmones un penetrante olor, un aroma intenso, exagerado, a tierra recalentada, a sequedad, a suelo abrasado. Posiblemente al propio calor ambiental haya que unir el olor de la lumbre que desprenden a estas horas de la tarde las fogatas en las que al aire libre se cocina la cena. Un aterrizaje especial para despertar los sentidos.


viernes, 19 de abril de 2013

Dos hoteles emblemáticos

La zona de Khartoum más avanzada, en la que se concentra la vanguardia urbanística, es la que crece en la confluencia del Nilo Azul y el Nilo Blanco. Ahí se gesta el futuro de la capital, ahí se ubican los edificios emblemáticos, los hoteles y el centro de negocios de la ciudad. 




A orillas del Nilo Azul pasamos nuestra primera noche sudanesa alojados en el histórico Grand Hotel, un mítico y majestuoso hotel hoy propiedad del grupo hotelero Holiday Villa, construido a finales del siglo XIX. Se trata de un señorial edificio singular en el que estuvieron ubicadas las oficinas de Thomas Cook y donde durmió gente tan importante como Winston Churchill o la Reina Victoria.

El hall tiene un aire victoriano con grandes arcos. Llaman la atención las copias de cuadros famosos, muchos de ellos de pintores españoles, los apliques, los muebles de madera noble y las espectaculares lámparas. Las habitaciones son amplias y confortables. No hay ascensor. Se llega a ellas desde el hall, a través de una preciosa escalera alfombrada por la que se accede a la primera y única planta del edificio colonial. En los pasillos, alumbrados por apliques de candil, destacan las puertas de madera oscura con remaches y letreros de bronce. Se consigue un ambiente de época y se respira un atractivo aire decimonónico. Las habitaciones, o bien dan al Nilo o a un precioso patio interior.




 Muy cerca, en las inmediaciones del nuevo puente construido por los turcos que conecta con la isla Tuti, nos encontramos con el ultramoderno y superlujoso hotel Corinthia, inaugurado en 2008. El edificio, de un diseño arquitectónico elegante a base de acero y cristal que semeja la vela desplegada de un barco, se ha convertido en uno de los iconos más admirados y más reproducidos de la ciudad. Enclavado en un entorno bellamente ajardinado, destaca especialmente el restaurante acristalado Rickshaw en la planta 18 del edificio, con una excelente vista panorámica de la ciudad.


En el hall, con una cúpula llamativa, destacan especialmente los tres ascensores ultrarápidos de cristal. El conjunto es una obra espectacular financiada por el ministerio de Exteriores libio, que recuerda al conocido Burj al-Arab, en la costa de Dubai. Popularmente el edificio es conocido en la ciudad como “el huevo de Ghaddafi”.

Los desconocidos faraones negros

En su época de esplendor, el reino de Kush se fue extendiendo a lo largo del Nilo desde Asuan (sur de Egipto) hasta Karima (Sudán). En el siglo VIII a. C. fundaron la XXV dinastía egipcia y ocuparon el trono con los denominados faraones negros. Finalmente fueron expulsados y se refugiaron alrededor de su capital, Meroe.

En la historia del antiguo reino de Kush se pueden apreciar dos fases diferenciadas: una napatiense (con centro en Napata), que transcurre desde el año 750 al 300 a. C., en la que se mantiene una gran impronta egipcia, y otra meroítica (con centro en Meroe), en la cual se produce un importante giro en el período, la cultura se africaniza y se empiezan a utilizar una lengua y una escritura propias.

A finales del siglo I a. C. el reino de Kush se enfrentó a Roma, que no tuvo excesivos problemas para imponerse. Pese a la derrota, Meroe subsistió unos siglos más antes de su declive definitivo. Esta curiosa civilización, verdadero reino de las pirámides, cayó en el olvido hasta que éstas fueron redescubiertas en 1822 por el naturalista francés Frédéric Cailliaud. Casi dos siglos después, siguen siendo muchos los secretos de esta enigmática civilización. 

miércoles, 17 de abril de 2013

El paraíso de las pirámides

Las pirámides de Egipto son consideradas como una de las siete maravillas del mundo antiguo. Todo el mundo tiene su imagen en mente. La Gran Pirámide de Keops representa el símbolo más universal del Egipto faraónico. No cabe duda alguna de que es un icono mundial. Las pirámides de Guiza han propiciado que los faraones, así como su civilización y su cultura hayan sido minuciosamente estudiados a lo largo de la Historia. Sin embargo, en contra de lo que pudiera parecer, el paraíso de las pirámides no se encuentra en Egipto sino en Nubia. El reino de Kush o Nubia, en Sudán, es el auténtico reino de las pirámides. Solamente en Meroe, capital de esta antigua civilización que convivió con egipcios y romanos, se han contabilizado más de 50.


Estas pirámides sudanesas son mucho menos conocidas y sensiblemente diferentes a las vecinas del norte. Una de las cuestiones que contribuye a este mayor desconocimiento es que la escritura  meroítica siguen siendo un misterio por descifrar del que se saben todavía muy pocas cosas. 


La inclinación de estas construcciones nubias varía respecto a la de los faraones egipcios y el tamaño es sensiblemente menor. Ninguna de las pirámides supera aquí los 20 metros de ancho en la base (la mayor de las recientemente descubiertas en Sedeinga tiene 7 metros de ancho en su base), mientras que la Gran Pirámide de Keops tiene 230 metros de lado.



Un millón de años paseando por Sudán

Hace una eternidad que nuestros antepasados vagan por estos parajes. Hay constancia del paso del hombre por estas tierras del noreste de África desde hace más de 800.000 años. El río Nilo cruza el país de sur a norte y esa fue la vía natural por la que caminaron los primeros hombres en la zona. La capital actual de la república de Sudán es Khartoum (Jartum)Limita con Egipto al norte, con el que históricamente ha tenido un gran contacto, con el mar Rojo al noreste, con Eritrea y Etiopía al este, al sur con Sudán del Sur, con la República Centroafricana al suroeste, con Chad al oeste y con Libia al noroeste.



Aunque no existen datos fiables, se estima que la población del país ronda los 39 millones de habitantes, de los cuales un 80% trabaja en el sector agrícola. Más de 22 millones son musulmanes de lengua árabe, aunque la mayoría habla alguna lengua materna diferente (nubia, beja, fur, nuban, ingenassa). Tiene una superficie total de 1.885.000 km(algo así como la península ibérica con Francia, Alemania e Italia juntas). Sudán y Sudán del Sur, hermanos en conflicto, decidieron continuar por caminos separados desde el año 2011. 

Sudán es un antiguo país que el Homo erectus y el Homo sapiens temprano atravesaron hacia el valle del Nilo egipcio y el pequeño istmo de Suez, buscando una vía terrestre para poder salir hacia el continente euroasiático. Se supone que hace algo así como un millón de años que el hombre pasea por Sudán.